viernes, 26 de febrero de 2016

Para dar comienzo a la actividad voy a enunciar y a explicar la elección del tema-debate.
Nos encontramos en un aula de 5º curso de primaria y se nos presenta un problema de relaciones sociales entre varias alumnas de la clase. El caso se expone de la siguiente manera:
Un grupo de cinco niñas rechazan la compañía de una sexta niña por motivos de comportamiento hacia ellas (malas contestaciones, actitudes altivas, etc.). El conflicto aparece en el momento en el que el grupo de cinco niñas "ataca” verbalmente de manera desproporcionada a la otra alumna, utilizando la fuerza que les da la unión para ello. Debemos tener en cuenta que, de manera individual y en sus respectivas casas, ninguna de las cinco niñas dice tener “ningún problema en contra de ella”.
En una de las múltiples ocasiones de conflicto (siempre fuera del aula) la niña “excluida” entra en la clase llorando. Es el momento perfecto para tener un debate general con todos los compañeros de la clase para abordar el acontecimiento actual y los posibles conflictos futuros.
Comenzaremos el debate preguntando a la niña afectada el motivo de su desdicha y “los posibles causantes” de ella. La gente involucrada en el altercado se mantendrá de pie durante el debate para así poder realizar un debate en el que estos/as alumnos/as tengan un protagonismo.
Escucharemos el argumento de la historia por parte de la niña afectada utilizando preguntas como “¿qué ha sucedido “Fulanita”? ¿quieres que hablemos del tema? ¿intentamos solucionar el problema entre todos como buenos compañeros? En todo momento trabajaremos que el resto de la clase se mantenga en silencio para que ella pueda dar su versión de manera tranquila y bien explicada. Una vez finalizado su turno, realizaremos la misma acción con todas y cada una de las personas que se han visto involucradas en el relato de la primera niña, respetando el turno de palabra y evitando interrupciones y acusaciones fuera de lugar.
Antes de comenzar el dialogo entre las niñas afectadas se preguntará de manera general al resto de los alumnos del aula si son conocedores de este problema y cuál es su opinión sobre el mismo. Se procurará la participación de todos, haciendo hincapié en los niños más callados. Para ello se realizarán preguntas tales como: Pepito, ¿qué opinas tú sobre el relato de Fulanita?; Menganito, ¿crees que la versión de las Pepitas es muy diferente a lo que ha pasado en realidad?
Una vez abierto el diálogo entre los alumnos de la clase se anotarán en la pizarra una serie de normas de cumplimiento obligatorio para todos los que vayamos a participar en el debate. Algunas de ellas son: respetar el turno de palabra, favorecer la exposición de ideas mediante el silencio, respetar las diferentes opiniones, evitar el uso de palabras malintencionadas, etc. (procuraremos evitar la palabra NO en las normas). De esta manera, el o los alumnos que tengan la tendencia a molestar o a interrumpir continuamente sabrán que se les expulsará del debate en el momento que incumplan las normas.
Se procurará llegar a un acuerdo. Intentaremos que las niñas cedan hasta el momento de encontrarse en un punto intermedio mediante el trato (ejem.: Fulanita procurará evitar las actitudes altivas y las malas contestaciones a la vez que las Pepitas la ayudarán a hacerlo mediante la inclusión en su grupo de manera abierta).

Para finalizar el debate se preguntará de manera general a la clase cuáles han sido sus sensaciones y sentimientos a la hora de escuchar y participar en él. Con este cierre procuramos el asentamiento de las claves del debate y de las ideas fundamentales que queríamos trasmitir a los niños. A su vez, a nosotros nos servirá para recoger una evaluación general sobre el proceso, la evolución y la solución del conflicto.

3 comentarios:

  1. En primer lugar Henar, enhorabuena por el trabajo que has realizado. Creo que al igual que en mi comentario anterior a otra compañera debemos aportar criterios para contribuir a rozar “la perfección” (si existe), pero es de igual importancia, en la labor de un maestro, destacar los puntos fuertes del esfuerzo realizado. De esta manera voy comentar ambas perspectivas:

    Enhorabuena por…
    - La contextualización emocional. Creo que es la clave de cualquier proceso de enseñanza y aprendizaje.
    - Trabajar los conflictos a través del diálogo. Los conflictos no se evitan son el papel más importante de interacción entre iguales propulsando así el desarrollo cognitivo y socioafectivo (Garagordobil, 1995).


    Yo añadiría…
    - Pienso que podría resultar un poco incomodo el hecho de que los “protagonistas” del altercado se mantengan de pie, puesto que vivido en primera persona, puede resultar violento. Además se podría trabajar desde un punto de vista más abierto en el que no hay protagonistas ya que muchas veces si no va conmigo, me desentiendo del debate.
    - En cuanto a las normas de cumplimiento obligatorio se podrían plantear desde un punto de vista más dinámico en el que todos sentados en círculo con ayuda de un objeto mediador de palabra (una pelota), que además puede ayudar y ser objeto de apego en el momento en el que me lo pasen y quiera y desee hablar, contribuye a mantener ese respeto presente en la comunicación.
    - La expulsión del debate por incumplimiento de las normas puede ser contraproducente y poco terapéutico para el niño que no pueda contener las ganas de expresar su opinión. Yo les preguntaría a ellos que podríamos hacer en ese caso y buscar una acuerdo grupal donde ninguno se sienta excluido.
    - Los diálogos contribuyen a la viveza de la comunicación oral a enriquecer nuestro discurso y a proporcionarnos un feedback tanto en la actuación individual como a la del conjunto del grupo. Por tiempo no tiene por qué finalizar el debate ni forzar el acuerdo en ese momento. Podría continuar en otras sesiones.
    - Podrías dar roles en la intervención del diálogo al niño que no participa y al niño que molesta más.
    - ¿Cómo se evaluaría la actividad?
    - Me faltarían algunas preguntas de andamiaje más amplias para hacer en general a la clase y que traten temas transversales no individuales.
    - Podrías añadir algún criterio psicopedagógico (autor) explicando el trabajo de los conflictos a través del diálogo en el aula.

    Finalmente enhorabuena por tu trabajo y espero que me puedas comentar a mi también en otra ocasión.

    http://soloelquesabeeslibre.blogspot.com.es

    Garaigordobil, M. (1995). Una metodología para la utilización didáctica del juego en contextos educativos. Comunicación, Lenguaje y Educación, 25, 91-105.

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    1. Coincido en casi todas tus indicaciones, María Jesús, excepto en el objeto que va pasando. Es útil en un contexto de miniexposiciones, pero no en un contexto de intercambio de opiniones porque se ralentiza el proceso, más aún cuando habrá intervenciones muy breves y otras más amplias. Los niños e esta edad ya tienen que ser capaces de autorregularse sin necesidad de utilizarlo.

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  2. Ay, Henar, te has metido en un jardín...

    Partir de una situación de aula me parece muy interesante pero, en este caso, puedes convertir este diálogo en una especie de juicio público. Estos casos -que aún no son de bulling, pero que pueden convertirse en ello- hay que actuar con tacto y más con niños tan pequeños. Lo ideal es que lo trates en privado y no dentro del grupo.

    Partimos de lo siguiente: Fulanita da malas contestaciones y es altiva, pero busca la compañía de otras y éstas no solo la rechazan sino que la atacan. Tenemos dos problemas: ¿por qué Fulanita actúa así? Puede ser que simplemente imite actitudes familiares, que a ella le hablen así en casa y que ella no sea consciente de que está haciendo algo mal... y la mejor forma de hacérselo ver, no es delante de toda la clase, siendo acusada por unos y por otros.
    En cuanto al grupo de 5 niñas, ocurre lo mismo, responden de forma desproporcionada a una actitud que ellas consideran agresiva. Lo han hecho mal y debes hacérselo ver, pero no en un juicio público. Si yo fuera la madre de cualquiera de ellas, me molestaría mucho la forma de tratar el tema y, posiblemente, me quejaría a la dirección del centro.

    Pero estoy de acuerdo en que un caso así puede ser el punto de partida para tratar en gran grupo las relaciones interpersonales: la capacidad de empatía, la inclinación a entender las conductas ajenas, el autocontrol, la necesidad de hablar para entendernos, etc...

    Te recomendaría que, a partir del tratamiento del problema en privado y solo con las protagonistas, plantees un diálogo en gran grupo en el que, sin citar cuestiones particulares, se trate el tema de: ¿Como podemos solucionar los problemas con otras personas adecuadamente?

    No sería un debate, porque no hay dos posturas enfrentadas, sino un diálogo en el que todos tendrían que participar. Llegarás a las mismas conclusiones pero sin personalizar, de forma que sirva para todos.

    Tu papel como moderadora tiene que asegurar que, una vez que se ha expuesto una opinión, esta es ampliada, ejemplificada, discutida, puesta en duda, etc... por los demás antes de aceptar una opinión nueva o distinta. Si cada niño va respondiendo a las preguntas, no será un verdadero diálogo sino una sucesión de monólogos individuales. Por eso, el moderador, antes de dar la palabra, debe asegurarse de que el niño que va a hablar, lo hará para comentar lo que ha dicho antes un compañero. Hasta que no se agote una idea, no pasaremos a otra nueva.

    Las normas del intercambio comunicativo deben ser previas al diálogo, no surgir de él pero sí pueden surgir de él unas normas de convivencia social que pueden escribirse y colocarse en la clase para recordarlas en el caso de que vuelva a surgir un problema.

    Recuerda que debes atender a un niño que no suele participar y a otro que lo hace a destiempo y no olvides la evaluación, el feedback que tienes que dar para que mejoren sus intervenciones orales y la autoevaluación de los participantes.

    Ten en cuenta lo que te comento para mejorar tu actividad y que esta sea perfecta.

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